BNS ha criticado firmemente las declaraciones del primer ministro Ilie Bolojan, considerándolas "triunfalistas y desconectadas de la realidad". Los sindicalistas afirman que las medidas de recuperación mencionadas por el primer ministro no han llevado a una mejora de la economía, sino, por el contrario, a un deterioro de la misma. Subrayan que el déficit presupuestario ha crecido significativamente, y que los costos de los intereses han alcanzado niveles alarmantes.
BNS acusa al gobierno de una política inflacionista y de represión financiera, mencionando medidas como el aumento del IVA y de los impuestos especiales, que afectan directamente a la población y a las empresas. Los sindicalistas exigen al gobierno que renuncie a estas políticas y que entiendan que las reformas no deben implicar solo el aumento de impuestos, advirtiendo que tales medidas pueden llevar a Rumanía hacia una profunda recesión.
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