Radosław Sikorski, el ministro polaco de Asuntos Exteriores, declaró que el retroceso democrático bajo el actual liderazgo de Hungría y el anterior gobierno de Polonia ha llevado a Bruselas a ser reticente respecto a la admisión de nuevos miembros en la Unión Europea. En una entrevista, discutió sobre el ascenso del populismo en Europa, mencionando que, aunque el sentimiento anti-UE es un problema, el 80% de la población polaca sigue apoyando la Unión. Sikorski destacó los beneficios económicos de la adhesión de Polonia a la UE, pero advirtió que los países candidatos tendrán dificultades para acceder a estas ventajas debido al legado de los partidos populistas. Criticó a la anterior administración de Polonia, Ley y Justicia (PiS), por haber dificultado la adhesión de Moldavia y Ucrania mediante acciones que asustaron al resto de Europa.
Sus comentarios vienen en el contexto de un informe reciente de la Comisión Europea que evaluó el progreso de los países candidatos a la adhesión, identificando obstáculos serios. Sikorski mencionó que las propuestas de la UE para un período de prueba para los nuevos miembros son parte del legado populista y que los futuros miembros tendrán que cumplir criterios de adhesión aún más estrictos.