China reaccionó con fuerza después de que Estados Unidos aprobara la venta de piezas y equipos militares por un valor de 330 millones de dólares a Taiwán, acusando a Washington de violar la soberanía y los intereses de seguridad de Pekín. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian, subrayó que Taiwán es una "línea roja inviolable" en las relaciones bilaterales, advirtiendo que China tomará todas las medidas necesarias para proteger su soberanía nacional.
La venta, que incluye piezas de repuesto para aeronaves militares, se ve como una continuación de la asistencia estadounidense a Taiwán, que así refuerza sus capacidades de defensa. Pekín considera a Taiwán una parte inalienable de su territorio y no excluye el uso de la fuerza para la reunificación, en el contexto de las tensiones históricas entre ambas partes.
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