El gobierno búlgaro ha decidido enviar al ejército para proteger las instalaciones de Lukoil en el país, en respuesta a las recientes sanciones impuestas por EE. UU. y a los incidentes de seguridad registrados en otros estados europeos. Lukoil es esencial para la economía de Bulgaria, asegurando el 80% de las necesidades de combustibles del país, y su refinería en Burgas es una de las más grandes de Europa. En el contexto de la posible venta del negocio de Lukoil en Rumanía, Bulgaria ha reforzado las medidas de seguridad, incluyendo la implementación de un sistema anti-drones.
El Ministerio del Interior y las agencias de seguridad nacional han llevado a cabo acciones preventivas, incluyendo inspecciones rigurosas en las entradas a las instalaciones. Además, el parlamento búlgaro ha aprobado modificaciones legislativas para permitir el control del estado sobre las operaciones de Lukoil, asegurando la continuidad en el sector energético. Estas medidas vienen en medio de una mayor vigilancia en toda Europa respecto a la seguridad de la infraestructura crítica.
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