Construida en el centro de Bucarest, entre el Ministerio de Defensa y el Palacio del Parlamento, la catedral de la Redención de la Nación se eleva a 127 metros y puede albergar a 5.000 fieles. The Times subraya que este edificio representa una afirmación del poder blando de Rumanía en un contexto geopolítico en el que Rusia está expandiendo su influencia espiritual. Aunque el Kremlin no ha reaccionado oficialmente, los canales pro-Kremlin han ironizado sobre el evento, poniendo en duda la legitimidad de Rumanía como nación ortodoxa.
La apertura de la catedral tiene implicaciones geopolíticas, teniendo en cuenta la rivalidad entre la Iglesia Ortodoxa Rumana y la Rusa, especialmente después de la invasión de Ucrania. El experto Lucian Leustean considera que la apertura de la catedral es más una afirmación de la identidad nacional rumana que un desafío directo a Moscú, simbolizando un cambio en la dinámica del poder en la región.
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