Según las estadísticas, casi el 60% de las familias en Rumanía viven en apartamentos pequeños, un porcentaje significativamente mayor que la media europea del 25%. La legislación rumana estipula que un estudio debe tener un mínimo de 37 metros cuadrados, pero la realidad muestra que muchos rumanos viven en espacios mucho más pequeños, a veces incluso por debajo de 10 metros cuadrados. Estas viviendas a menudo se alquilan o venden como estudios, y los compradores las eligen por falta de opciones financieras.
Además, los precios de los apartamentos más grandes son prohibitivos; un apartamento de cuatro habitaciones cuesta en promedio 150.000 euros, lo que requiere ahorros considerables para aquellos con salarios medios. El problema se agrava por los desarrolladores que construyen espacios por debajo de los estándares legales, recientemente, las autoridades detuvieron la venta de más de 3.000 apartamentos no conformes.