Dumitru Costin, jefe del Bloque Nacional Sindical (BNS), ha declarado que el salario mínimo en Rumanía, de 4.050 lei brutos, genera trabajo en la economía informal, provocando situaciones en las que los empleados complementan sus ingresos con dinero 'en efectivo'. Costin subraya que un porcentaje significativo de los trabajadores, incluidos aquellos con jornada completa y a tiempo parcial, reciben el salario mínimo, lo que afecta los ingresos de las comunidades locales. En algunos condados, 1 de cada 3 trabajadores recibe el salario mínimo, lo que lleva a solicitudes de transferencias del presupuesto estatal.
El primer ministro Ilie Bolojan discutirá en el Consejo Nacional Tripartito sobre el salario mínimo para el próximo año, y el ministro de Trabajo, Florin Manole, ha apoyado su aumento, considerándolo necesario para la economía de Rumanía. Los sindicalistas amenazan con protestas si el salario mínimo se congela.