El gobierno de Rumanía tomará una decisión sobre el salario mínimo para el próximo año antes de Navidad. El primer ministro Ilie Bolojan propone mantener el salario mínimo en 4.050 lei, mientras que los sindicatos, representados por la confederación Cartel Alfa, piden un aumento de 300 lei, alcanzando así los 4.350 lei brutos. Bogdan Hossu, presidente de Cartel Alfa, ha criticado las medidas del gobierno, afirmando que estas conducen a la pobreza de la población y afectan la actividad económica.
En una carta abierta, los sindicatos acusan al gobierno de políticas salariales anormales y de sacrificar a los ciudadanos en favor del capital. Hossu subrayó que el actual sistema fiscal es desequilibrado, imponiendo una carga demasiado grande sobre los trabajadores. El primer ministro Bolojan reconoció que el aumento del salario mínimo podría proteger el poder adquisitivo, pero advirtió que podría alimentar la inflación y afectar a las pequeñas empresas.