Bruselas, 1 de diciembre de 2025 – La contaminación del aire sigue siendo el principal riesgo ambiental para la salud de los europeos, con más de 180,000 muertes atribuidas a partículas finas en 2023, muestran las estimaciones más recientes de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Los nuevos datos indican que estas muertes podrían haberse evitado si los niveles de contaminación se hubieran reducido a los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
En resumen: En Rumanía, la contaminación del aire sigue siendo un problema serio, con más de 14,000 muertes en 2023 atribuidas a partículas finas.
A pesar de que la situación ha mejorado desde 2005, los altos niveles de contaminación continúan afectando la salud de las personas, especialmente en las ciudades.
Reducir la contaminación a los niveles recomendados por la OMS salvaría miles de vidas cada año.
A pesar de que la calidad del aire en Europa ha mejorado constantemente en las últimas dos décadas, las diferencias siguen siendo marcadas entre regiones. La reducción de las concentraciones de partículas finas ha llevado a una disminución del 57% en el impacto sobre la salud entre 2005 y 2023, pero el este y el sureste de Europa siguen siendo las áreas más afectadas, debido a los altos niveles de contaminación y la exposición prolongada. El informe advierte que casi el 95% de los habitantes de las ciudades europeas respiran aire con niveles de contaminación por encima de los límites de la OMS, lo que explica la persistencia de una alta carga de enfermedades y muertes.
El impacto de la contaminación se siente no solo a través de la mortalidad, sino también por el deterioro de la calidad de vida. Millones de personas viven con afecciones agravadas por la exposición a contaminantes, como el asma, enfermedades cardíacas o cáncer de pulmón, y nuevas evidencias sugieren que la contaminación podría contribuir también al desarrollo de demencia. Estos desarrollos subrayan la amplia dimensión del problema y la presión ejercida sobre los sistemas de salud.
El nuevo marco legislativo de la UE sobre la calidad del aire, que entró en vigor el año pasado, acerca los estándares europeos a las recomendaciones de la OMS y está diseñado para acelerar la reducción de riesgos en los próximos años. Sin embargo, la Agencia advierte que los progresos dependerán de la implementación efectiva de la legislación y de la capacidad de los Estados miembros para reducir las emisiones del transporte, la industria, la calefacción residencial y la agricultura. Paralelamente, el informe de la EEA publica también fichas detalladas para cada estado, que confirman la magnitud de las diferencias nacionales: algunos países han registrado solo unas pocas decenas de muertes atribuibles a la contaminación del aire en 2023, mientras que otros han reportado decenas de miles.
Para estados como Rumanía, Bulgaria o Polonia, los altos niveles de contaminación por partículas finas continúan generando un impacto significativo en la salud pública, a pesar de las reducciones porcentuales respecto a 2005. Estas diferencias estructurales muestran que las mejoras generales a nivel europeo no se traducen de manera equitativa en todos los países y que las políticas nacionales siguen siendo decisivas en la reducción de la exposición de la población.
La Agencia Europea de Medio Ambiente subraya que la contaminación del aire sigue siendo el mayor riesgo ambiental para la salud en Europa, superando al ruido, la exposición a sustancias químicas y los efectos de las olas de calor. A pesar de los progresos, más de 180,000 muertes podrían haberse prevenido si los Estados miembros hubieran alcanzado los niveles recomendados por la OMS, lo que indica un potencial sustancial de ganancia en lo que respecta a la salud pública.
El análisis se publica en un momento clave, cuando los responsables de la toma de decisiones, científicos y representantes de la sociedad civil se reúnen en el Foro Europeo para el Aire Limpio, que se celebra en Bonn. Las discusiones se centran en reducir la exposición a la contaminación en las ciudades, el papel de la infraestructura verde y la transición energética, con énfasis en las medidas que pueden generar resultados rápidos en los próximos años.