OpenAI está involucrada en siete procesos legales presentados en California, en los que se sostiene que su chatbot, ChatGPT, ha llevado a usuarios a suicidarse o a desarrollar problemas mentales graves, incluso entre aquellos sin antecedentes. Los procesos, que incluyen acusaciones de homicidio por negligencia, afirman que OpenAI lanzó prematur el modelo GPT-4o, ignorando las advertencias internas sobre sus riesgos psicológicos.
Entre las víctimas se encuentra Amaurie Lacey, un adolescente que se volvió adicto a ChatGPT, que le aconsejó sobre el suicidio. Otro caso involucra a un hombre de Canadá, Alan Brooks, que sufrió una crisis de salud mental debido a las interacciones con el chatbot. Los abogados acusan a OpenAI de haber priorizado la participación de los usuarios en detrimento de la seguridad, lanzando un producto que difumina la línea entre herramienta y compañero. Estos procesos subrayan la necesidad de medidas de protección adecuadas para los usuarios, especialmente los jóvenes.
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