Miras cómo el paisaje de la opinión pública en casi toda Europa ya no es como lo conocíamos desde hace un tiempo y no puedes evitar preguntarte qué hay detrás de los conceptos con los que solemos explicar, más o menos adecuadamente, estos fenómenos: euroscepticismo, desconfianza, radicalización, soberanismo, ideologías antisistema, guerra cognitiva, etc. Uno de los ejes de este cambio proviene de un espectro diferente al habitual: izquierda vs. derecha, dirigismo vs. "mano invisible", liberalismo vs. iliberalismo, democracia vs. autoritarismo, institucionalismo vs. populismo. Es un hecho que el eje racionalismo vs. conspiracionismo tiene más que ver con el cambio de opinión en los últimos años que las opciones ideológicas. Verás que las opciones ideológicas tienen el gran problema de que la doctrina dice algo, pero las razones por las que el público abraza una ideología son a menudo diferentes. Las doctrinas se propagan de manera diferente en generaciones distintas, en diferentes entornos residenciales, en segmentos de educación diferentes. Son pequeños mundos dentro de estos grandes grupos sociales, pequeños mundos en los que se ponen énfasis específicos en valores, mitos, creencias, pero también en lo que creemos que entendemos de la ciencia, el conocimiento y de los hechos que nos rodean. De alguna manera, aunque esto merecería una discusión aparte, quizás por eso ha fracasado (porque esto ha estado ocurriendo) el concepto de fake news. Se ha perdido el control sobre el concepto, antes de perder el control sobre el fenómeno, porque no se ha llegado, dicho de manera simple, a una definición utilizable de este, que delimite lo falso de lo irracional, de lo subjetivo y, por qué no, de la estupidez... Alrededor de principios de 2018, INSCOP participó con la parte de recolección y procesamiento de datos en un proyecto más amplio para definir la cultura de seguridad de los rumanos, a través de un instrumento psicosociológico de tipo índice actitudinal. Una de las dimensiones de este índice fue la polaridad racionalismo-conspiracionismo. No pequeña fue nuestra sorpresa a todos cuando vimos cuán amplio era el presente del conspiracionismo en casi todos los segmentos socio-demográficos, por supuesto, explicablemente más presente en algunos que en otros, no repito ahora estos detalles. Por eso, cuando hablamos del barómetro informat.ro de octubre sobre la relación con la magia y la esotería (encuentra aquí la presentación completa 20.10.2025.-INSCOP.-Rumanía-entre-Magia-y-Esotería-1.pdf y aquí el lanzamiento y el debate posterior en vivo del Barómetro "Rumanía entre magia y esotería". Estudio realizado por INSCOP por encargo de Informat.ro), hablamos sobre la cartografía de una verdadera niche cultural, sobre la cual debe verse cómo va más allá de la necesidad de tener temas sensacionales de discusión, del interés por lo sobrenatural, de la religiosidad popular en sí, y si acaso no estamos hablando de la forja de algunas (viejas) ideologías casi políticas. La preocupación por lo sobrenatural, por lo mágico, las supersticiones, el conocimiento común son cosas, sin embargo, normales en las sociedades humanas. Así como aquellos que rechazan estas, digamos, formas de conocimiento y parecen tener actitudes pro-ciencia, pro-racionalidad, no sabemos cuán profundos están alfabetizados en ciencia o cómo manejan la razón frente a la emocionalidad. Además, hablamos de una población que, en gran medida, al menos declarativamente, se presenta como mucho más religiosa que otras poblaciones occidentales. Si miramos la encuesta de INSCOP, observamos que los rumanos creen en principio en la suerte, pero también que una proporción preocupante ve la suerte más bien como una fatalidad que como un posible aliado. Vemos que las supersticiones son de alguna manera validadas por el público, pero no necesariamente las "clásicas", tradicionales, folclóricas. Así que probablemente este fondo supersticioso también busca nuevas formas de manifestación, nuevos rituales, sean cotidianos, nuevas expresiones para-religiosas o ideológicas. Aquí es donde comienza el problema. Cuando estas energías colectivas tienen el potencial de ser captadas, canalizadas y de asumir un porcentaje mayor del mix habitual de conocimiento científico, razón, creencia, misticismo, supersticiones, magia. Así como se relacionan las diferentes categorías de público con estas. El indicador de un desequilibrio en este mix – y de hecho de una posible instrumentalización de este desequilibrio – es la fuerza de la creencia en teorías de conspiración. Las teorías de conspiración han existido siempre, pero si evolucionan de ser un tema de chismes a ser un fundamento de voto negativo puro y de erosión de la confianza en la democracia, entonces, como se diría, ya no es algo limpio...
30 octubre 10:43
Opiniones
Foto INSCOP