Han pasado seis meses desde que asumió el cargo, el canciller alemán Friedrich Merz se enfrenta a dificultades en el cumplimiento de sus promesas de revitalizar la economía y combatir la extrema derecha. Con una popularidad de solo el 25%, Merz es considerado uno de los cancilleres más impopulares de la historia. Aunque prometió estimular el crecimiento económico y reducir la inmigración ilegal, se enfrenta a la estancamiento económico y críticas por parte del entorno empresarial por las reformas lentas. Las encuestas muestran que solo el 18% de los alemanes desean que se postule nuevamente en 2029, y el apoyo al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha aumentado.
Merz, que no tenía experiencia gubernamental antes de asumir el cargo, debe actuar rápidamente para evitar la suerte de su predecesor, Olaf Scholz, cuya coalición se ha derrumbado. Los críticos afirman que su estilo de liderazgo no se ajusta a las realidades de una coalición frágil y que debe promover las reformas prometidas para recuperar la confianza de los votantes.