El Parlamento de la República de Moldavia ha decidido denunciar el acuerdo firmado con Rusia en 1998 para la creación de centros culturales, argumentando que este puede ser utilizado como un instrumento de desinformación en el contexto geopolítico actual. El Ministerio de Cultura ha elaborado el proyecto de denuncia, subrayando que, aunque Rusia tiene un centro cultural en Chisináu, Moldavia no se beneficia de un centro similar en Rusia, lo que socava el propósito inicial del acuerdo.
El Centro Cultural Ruso, abierto en 2009, es administrado por la Embajada de Rusia y es considerado por la Unión Europea como un vehículo para la influencia híbrida del Kremlin. La oposición, en especial el Partido Socialista, ha criticado la iniciativa, considerándola peligrosa e innecesaria, y ha pedido evitar la escalada de tensiones sociales. El proyecto fue votado en primera lectura por 60 diputados y debe ser sometido a una votación final.