Las tormentas y el ensanchamiento de las playas han creado baches de hasta 2 metros de profundidad en el Mar Negro, lo que hace peligroso bañarse.

Los ingenieros medioambientales de Apele Române están rastreando el fondo marino con sonares y los socorristas colocarán boyas donde haya tramos peligrosos. La situación también está siendo vigilada por buzos de la Inspección de Situaciones de Emergencia, y los datos muestran que las zonas más peligrosas están al norte de Mamaia y en Constanța.