Una encuesta nacional realizada por la agencia JTN revela que los búlgaros están profundamente influenciados por la propaganda negativa en contra de la adhesión a la zona euro, con un 25% de los ciudadanos temiendo que los salarios y las pensiones se reduzcan a la mitad tras el reemplazo del lev con el euro en 2026.
La sociedad está dividida, con un 40% a favor de la introducción del euro y un 40% en contra. Aunque muchos reconocen los beneficios, como viajes más fáciles y precios transparentes, casi dos tercios consideran que el leva es una parte importante de la identidad nacional. La propaganda ha generado temores relacionados con el aumento de precios, con un 82% de los encuestados creyendo que los comerciantes se beneficiarán del cambio. Sin embargo, los búlgaros abordan la transición con expectativas realistas, preparándose para adaptarse a los nuevos precios y planificando su presupuesto con más cuidado. La mayoría cree que las dificultades serán temporales, siempre que la comunicación por parte de las instituciones sea transparente.
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