Francia ha implementado medidas drásticas contra los pasajeros turbulentos, considerando el comportamiento inapropiado una amenaza a la seguridad de los vuelos. El decreto publicado el 8 de noviembre prevé multas de hasta 10.000 euros por violar las reglas, y en caso de reincidencia, las multas pueden llegar a 20.000 euros.
Los pasajeros que presenten un riesgo mayor pueden ser prohibidos de embarcar por hasta cuatro años. Estas sanciones se aplican a todos los vuelos operados por las aerolíneas licenciadas en Francia. El Ministro de Transportes, Philippe Tabarot, ha subrayado que la seguridad de los pasajeros es prioritaria y que el comportamiento perturbador no será tolerado. Las medidas de Francia se alinean con una tendencia europea de endurecimiento de las sanciones, ejemplificada también por la acción de Ryanair contra un pasajero por perturbar un vuelo.