El 20 de noviembre de 2025, la monja rumana, Emilia Simona Jitaru, demostró una habilidad notable en la dirección del tráfico, logrando descongestionar un embotellamiento en el centro de Roma. En una intersección concurrida, identificó rápidamente la causa del bloqueo: un autobús atrapado entre coches estacionados de manera irregular. Con una firmeza admirable, la monja comenzó a dirigir el tráfico, ayudando a los conductores a colaborar para desbloquear la situación. Vestida con ropa religiosa y zapatillas rojas, la hermana Emilia fue percibida como una "ángel" en medio del caos. Permaneció en la intersección hasta la llegada de la policía, que asumió el control del tráfico. En una entrevista, declaró que actuó por el deseo de hacer algo bueno, sin la intención de llamar la atención sobre sí misma. Su gesto se volvió viral en las redes sociales, recibiendo elogios de la comunidad italiana y rumana, subrayando la importancia de la implicación cívica en una sociedad a menudo preocupada por problemas personales.
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