La Universidad Complutense de Madrid (UCM), una de las instituciones académicas más prestigiosas de Europa, se encuentra en una crisis financiera sin precedentes, causada por la subfinanciación crónica y la infraestructura degradada. Aunque fue fundada en 1822 y tiene un legado académico notable, la UCM enfrenta salarios irrisorios para los profesores, que a menudo ganan menos de 500 euros al mes, y una precariedad generalizada de los puestos de trabajo.
Los profesores asociados se enfrentan a contratos temporales, y los fondos para la investigación han disminuido drásticamente. Además, la infraestructura de la universidad se degrada, con edificios históricos sin mantenimiento y falta de recursos para bibliotecas y laboratorios. Los estudiantes pagan altas tasas de matrícula, pero se enfrentan a cursos suspendidos y condiciones de enseñanza precarias.
Los sindicatos universitarios advierten sobre la subfinanciación sistemática, con asignaciones de fondos insuficientes por parte de las autoridades. Como reacción, las universidades públicas de Madrid entrarán en huelga para exigir condiciones de trabajo decentes y una financiación adecuada, subrayando el contraste entre el apoyo otorgado a las universidades privadas y las necesidades de las públicas. Los profesores se preguntan cuánto tiempo podrán resistir en estas condiciones, a pesar de su prestigio académico.