En el barrio de Hadern en Múnich, un campamento ilegal formado por rumanos vive en condiciones precarias, provocando descontento entre los residentes cercanos. Estos se quejan de basura, ruidos, olores desagradables y la presencia de ratas, acusando a las autoridades de no haber resuelto el problema. Manuel Pretzl, líder del grupo parlamentario CSU/FW, declaró que los ciudadanos se sienten molestos por esta situación y solicitan al ayuntamiento que adopte una política más estricta contra los mendigos y aquellos que acampan ilegalmente.
Los políticos proponen intensificar los controles y deportar a los ciudadanos europeos que no pueden asegurarse la vida sin ayudas sociales. Además, CSU/FW exige el registro de los datos personales de aquellos sospechosos de formar parte de redes organizadas de mendicidad. Pretzl subrayó que la administración del distrito ha sido informada sobre el problema, pero sin resultados concretos.
Esta situación en Hadern refleja las tensiones entre las autoridades y los grupos de rumanos y búlgaros sin hogar en las grandes ciudades alemanas, generando un debate más amplio sobre la pobreza, la migración y la solidaridad en la Unión Europea.