El 23 de octubre, un hombre fue inmovilizado por los gendarmes después de que realizó un giro brusco a la izquierda en la carretera Kiseleff, dirigiéndose en una trayectoria directa hacia la puerta de la Embajada Rusa. La Gendarmería de Bucarest declaró que el vehículo se detuvo a 20-30 cm de la puerta, y las acciones del hombre fueron consideradas indicadores para la intervención de los gendarmes.
No obstante, la Fiscalía del Tribunal de Sector 1 desestimó todos los cargos, incluidos los de conducción sin permiso y bajo la influencia de sustancias, constatando que el hombre tenía derecho a circular. Este explicó que se había desorientado debido al GPS, negando la intención de entrar en la embajada. El incidente generó una rápida movilización de las fuerzas del orden, pero resultó ser un malentendido.