El padre de la niña de dos años que murió en una clínica dental de Bucarest acusa a los representantes de la unidad médica de encubrimiento y dice que habría llamado a un abogado antes de que la familia fuera informada sobre el fallecimiento. Él sostiene que, mientras la niña estaba siendo reanimada, el personal de la clínica solicitó la intervención de una persona que se encargara del sistema de monitoreo de video. El padre mencionó que la niña tenía valores anormales en los análisis, pero la clínica insistió en llevarla para la intervención. Los primeros resultados de la autopsia sugieren que la niña tenía afecciones médicas preexistentes y no debería haber sido anestesiada. El caso está siendo investigado por la Policía de la Capital y la Fiscalía del Tribunal de Bucarest, y los médicos forenses están analizando los documentos médicos para determinar si el anestesista actuó correctamente. La niña fue enterrada, y su madre no pudo asistir a la ceremonia.
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