Viola Ford Fletcher, conocida como una de las últimas sobrevivientes de la masacre racial de Tulsa de 1921, murió a la edad de 111 años en un hospital de Tulsa, rodeada de su familia. Vivió una vida dedicada a la verdad y la lucha por la justicia, transformando el trauma personal en testimonio público. A la edad de solo siete años, fue testigo de la destrucción del distrito de Greenwood, conocido como Black Wall Street, y relató las atrocidades que presenció en sus memorias.
A lo largo de su vida, Fletcher trabajó como sirvienta y soldadora, criando a tres hijos. En 2021, testificó ante el Congreso, pero su solicitud de compensación fue rechazada por la Corte Suprema de Oklahoma en 2024. Sin embargo, prometió seguir sacando a la luz la verdad sobre uno de los días más oscuros de la historia de América. Su nieto destacó el impacto positivo de sus testimonios en la comunidad y el proceso de sanación que estos generaron.