Mali se encuentra al borde de una crisis mayor, con los militantes de Al-Qaida a punto de tomar el control total de la capital Bamako, lo que convertiría a este país en el primero del mundo dirigido por una organización terrorista. El avance de los yihadistas en África ha sido acelerado por las tomas de poder en Afganistán y Siria. Actualmente, áreas de Bamako están casi completamente bloqueadas, y un grupo afiliado a Al-Qaida impone un asedio económico al restringir las rutas de suministro de combustible.
El precio del combustible ha aumentado un 500%, y se han formado largas colas en las gasolineras, generando furia entre la población. La embajada de EE. UU. ha recomendado a los ciudadanos estadounidenses que abandonen inmediatamente el país, dado el rápido deterioro de la situación. El grupo Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin, responsable del bloqueo, ha logrado volver el descontento de la población contra el gobierno, que es acusado de ineficiencia en la gestión de la crisis.