Fuerzas militares estadounidenses atacaron 7 lugares utilizados por Irán y grupos militantes respaldados por Irán.

El ataque tuvo como objetivo centros de mando y control, edificios de cuarteles generales, almacenes de misiles y drones e instalaciones logísticas. En la operación participaron numerosos aviones, entre ellos bombarderos B-1, que dispararon más de 125 municiones guiadas de precisión en unos 30 minutos.