El presidente de CGIL, Fulvio Fammoni, criticó las medidas presupuestarias, afirmando que estas favorecen a los más ricos y contribuyen a la desigualdad, teniendo un impacto negativo sobre los pobres. Fammoni hizo un llamado a jóvenes, mujeres, trabajadores y pensionistas a unirse a la protesta, subrayando la necesidad de cambiar una política defectuosa.
El secretario general Maurizio Landini añadió que la huelga es una reacción a las precarias condiciones laborales y a la falta de diálogo con las autoridades. La primera ministra Giorgia Meloni se burló de la huelga, sugiriendo que podría coincidir con un fin de semana largo. Landini respondió que la huelga es esencial para llamar la atención sobre los problemas reales que enfrentan los ciudadanos, pidiendo movilización y apoyo para mejorar las condiciones de vida y de trabajo.
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