El sábado, casi siete millones de manifestantes se reunieron en Estados Unidos para la segunda ronda de demostraciones "No Kings", en oposición a la agenda considerada autoritaria del presidente Donald Trump. Los organizadores informaron una participación de aproximadamente dos millones más que en junio, con mítines llevados a cabo en más de 2,700 ciudades. Las protestas fueron en gran parte pacíficas, sin incidentes significativos reportados por la policía.
En Chicago, miles de personas protestaron contra las políticas de inmigración y los recortes presupuestarios, mientras que en Los Ángeles, los manifestantes llevaban disfraces inflables y agitaron banderas. Washington, DC, vio a empleados federales pidiendo una retórica política más calmada, y en la ciudad de Nueva York, las multitudes se extendieron por las calles, manifestándose por una América mejor. Atlanta honró la herencia de la ciudad en materia de derechos civiles a través de protestas.
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