Alemania, bajo la dirección del canciller Friedrich Merz, ha lanzado un ambicioso plan de rearme, con un presupuesto de 377 mil millones de euros, con el objetivo de transformar a la Bundeswehr en la fuerza armada convencional más poderosa de Europa. Este plan incluye adquisiciones extensas en los ámbitos terrestre, aéreo, marítimo, espacial y cibernético, con aproximadamente 320 proyectos nuevos de armamento planificados.
El documento detalla que la mayoría de las adquisiciones se realizarán a través de empresas alemanas, con Rheinmetall y Diehl Defence como principales beneficiarios. Entre los proyectos notables se encuentran la adquisición de 687 vehículos Puma, 561 sistemas de defensa aérea IRIS-T y drones avanzados. Además, Alemania tiene la intención de invertir en programas satelitales y adquirir aviones F-35, manteniendo así vínculos estrechos con Estados Unidos.
Esta iniciativa coincide con un cambio en la política de financiación de la defensa, excluyendo los gastos de defensa del freno constitucional de la deuda, permitiendo así un gasto sostenido a largo plazo. El plan refleja el compromiso de Alemania de fortalecer sus capacidades de defensa y asegurar su seguridad nacional en un contexto geopolítico cada vez más complejo.
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