El Ministro de Educación, Daniel David, reaccionó después de que los sindicatos de la educación, FSE Spiru Haret y FSLI, lo acusaran de autoritarismo y pidieran su destitución del Gobierno. En un comunicado, David afirmó que, siendo un demócrata convencido, considera esencial el papel de los sindicatos y su derecho a protestar en el marco de la democracia. Las acusaciones de los sindicatos surgieron como respuesta a las declaraciones del ministro sobre la reforma del movimiento sindical, que ellos percibieron como un ataque a su autonomía.
Los sindicatos caracterizaron la posición de David como un "manifiesto por el autoritarismo", solicitando así su destitución. Esta situación subraya las tensiones entre las autoridades educativas y los representantes de los empleados en la educación.
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