
"Fue una final también para Mircea Lucescu, no solo para Marius Marin y sus compañeros. El seleccionador debería haber iluminado el camino de la Nacional hacia el torneo final de 2026. Su experiencia, la habilidad de trabajar y promover jóvenes, la destreza con la que construía formaciones temibles parecen ser palabras sin sentido. El hombre de 80 años que se mantiene de pie todo el partido es hoy un faro apagado. Se ha convertido en un líder ultraconservador, y el juego de posesión prometido ha quedado en la pizarra del vestuario. Ha perdido el rumbo. La Nacional avanza por inercia por un camino atascado de explicaciones y excusas. En la arena del mar / No he escrito clasificación."
Alin Fornade escribe, en We Love Sport, la crónica del partido Chipre - Rumanía 2-2.