Según un estudio realizado por la Asociación Spirits Rumanía, el 20% de los rumanos reconocen que han conducido después de haber consumido alcohol, y el 76% de ellos afirman que no se consideraban ebrios, sino que solo habían consumido un poco.
El estudio, llevado a cabo entre el 26 de julio y el 4 de agosto de 2025, destacó hábitos y percepciones preocupantes entre los conductores. Casi dos tercios de los encuestados declararon que en su círculo hay personas que conducen después de consumir alcohol. Aunque el 76,5% no aceptaría ser pasajero en un coche conducido por un conductor ebrio, el 11,57% ignoraría la situación dependiendo de las circunstancias.
Los rumanos consideran que la aplicación más estricta de la ley y el endurecimiento de las penas son prioridades para reducir los accidentes de tráfico.