Los fieles, después de haber estado en la fila durante hasta 13 horas, creyeron que el acceso les estaba completamente prohibido y trataron de forzar la entrada, empujándose con los gendarmes. La gendarmería intervino rápidamente, explicando que el cierre era temporal y que el acceso podía realizarse por la entrada lateral. Después de aclaraciones, los feligreses fueron dirigidos a retirarse al plató central, y el acceso se reanudó de manera controlada alrededor de las 06:30. Las autoridades confirmaron que no se habían registrado heridos como resultado del incidente. Teniendo en cuenta el gran número de fieles, aproximadamente 100,000, el Patriarcado Rumano decidió extender el programa de adoración hasta el 5 de noviembre, y el tiempo de espera para el acceso se estima entre 6 y 8 horas, actualizado en tiempo real a través de una aplicación de la Arquidiócesis de Bucarest.
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