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El Ministro de Salud, Alexandru Rogobete, declaró que no entiende por qué la doctora Ștefania Szabo, que murió en el Hospital Judío de Urgencias de Buzău, eligió hacer siete guardias al mes, en condiciones en las que la media era de tres. Subrayó la importancia de la asesoría psicológica para los médicos, teniendo en cuenta los problemas de burnout y presión con los que se enfrentan. Szabo, la directora médica del hospital, fue encontrada muerta en la sala de guardia, y la investigación en este caso continúa. Fuentes indican que en la sala de guardia se encontraron jeringas y un frasco de propofol, un anestésico potente, que se supone que la médica se lo habría inyectado. La investigación también incluye la recuperación del coche de la doctora del patio del hospital, y la autopsia se llevará a cabo con la presencia de un médico forense independiente solicitado por la familia. Los resultados de las pruebas toxicológicas estarán disponibles en unos días.